Las horas en soledad son como siglos
son tan largas que no encuentran un principio
y mucho menos un final.
Por eso a mis horas las hago minutos
y a mis minutos segundos
para estar de pie con sentido
y sin sentirme sola cuando no estás.
Porque cuando no estás la Tierra se detiene
no hay días cortos
ni noches largas
pero hay un espacio eterno en el que mi mente
no descansa.
No descansa
pero sigue ahí,
mi mente que un día te perteneció
en los días cortos y las noches largas.
No pienso verte pronto
pues sé que no será así,
no sé si quiero verte pronto
pues a tu ausencia me acostumbré,
entonces no esperes que siga estando aqui
cuando llegues del viaje que mato tu presencia,
del viaje que jamás comprendí.
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