lunes, 20 de septiembre de 2010

Danae Hernández Cortés

Tus brazos me mantienen prisionera
y de tu sonrisa mi día depende para vivirlo con alegría.
Cada vez que mi nombre mencionas
mi cabeza gira para oír tu voz,
esa dulce voz que me cautiva,
me llena, me hipnotiza.

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